El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a un conductor al que detuvo la policía porque circulaba de un modo errático, como si estuviera ebrio o bajos los efectos de alguna droga.

 

 

Una vez fuera del coche la emprendió con los agentes a golpes y patadas. Éstos lograron, con no poco esfuerzo, reducirlo finalmente y lo llevaron a la comisaría en un coche patrulla, dentro del cual el hombre, lejos de deponer su actitud agresiva, propinó varios cabezazos a la mampara de seguridad.Ya en la comisaría, el conductor se negó a pasar el control de alcoholemia, pero no de un modo expreso sino solapado, utilizando diversos subterfugios. El conductor fue condenado por un delito de resistencia a la autoridad, dos leves de lesiones y otro de negativa a someterse a la prueba de alcoholemia.

El Alto Tribunal ratificó la sentencia del juez, y reviste particular interés entre sus considerandos el de que la omisión del sometimiento a las pruebas se da tanto cuando el sujeto activo rechaza de plano y desde el inicio la actividad impuesta, como cuando obstaculiza la misma de forma que hace ilusorio su cumplimiento u observancia.